Nos ha quedado muy claro que el cambio de régimen, la transformación por la que estamos cursando en México coloca bajo el reflector los vicios, las acciones e incluso la incompetencia del pasado, pero sobretodo del presente. Por un lado encontramos los diversos escándalos de la actual administración donde ya sean funcionarios públicos en altos cargos cuentan con familiares trabajando para diversas dependencias de gobierno en altos puestos aún sin la preparación requerida: Monreal, Irma Sandoval, Maria Luisa Alcalde. O en casos de los nuevos chayoteros, los informadores de las benditas redes sociales que no solamente cuenta con el apoyo de las redes de apoyo al presidente sino que sus familiares están en nómina gubernamental o son considerados consultores o asesores cobrando cientos de miles de pesos.
Esta misma transformación nos ha dejado ver que los críticos de ayer son los sensibles de hoy.El control, hostigamiento y juicio social que se realiza en redes sociales y también en las mañaneras viene desde las propias oficinas de comunicación social del gobierno federal, ya expuesto en cuentas de twitter de instituciones gubernamentales golpeando opositores o movimientos y no conforme desde el micrófono y voz del presidente se trata de callar y amedrentar a los medios de comunicación tradicionales.
Otra constante que hemos visto en este más de año y medio de gobierno es la distorsión de la realidad por medio de los parámetros de medición. Ya sea tratando de cambiar las técnicas de resolución a las problemáticas para terminar sucumbiendo a las viejas y criticadas formas (militarización y seguridad), mientras que por otro lado los indicadores que antes eran importantes en la economía hoy son obsoletos cuando demuestran que las acciones no están dando el resultado prometido. Y quizás lo más triste, pero sobretodo preocupante en esta realidad que vivimos es el ignorar o minimizar problemas como la salud, la pobreza, el desempleo, la inseguridad, hasta la violencia intrafamiliar que según se soluciona con solo contar hasta diez.
Estamos en medio de un gobierno que nos mide por nuestro apoyo, nuestra sumisión y por especulaciones aspiracionales de escenarios creados solamente en la mente de sus creadores sin fundamento alguno para justificar lo que se hace, estamos en los tiempos del “hubiera” y el “será”, estamos culpando al pasado y esperando un milagroso futuro, mientras que el presente nos azota con la realidad y día con día más problemáticas que tolerar.
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