El ser humano de manera natural tiene una tendencia hacia la conspiración, al menos desde la primera mitad del siglo XX hasta nuestros días, la incredulidad hacia las palabras de nuestros gobiernos ha ido en aumento gracias a la corroboración de planes maquiavélicos con intereses particulares y donde nosotros como ciudadanos hemos sido engañados.
La llegada del COVID-19 a nuestras vidas no ha sido la excepción al pensamiento natural sobre las conspiraciones. Teorías que van desde un virus creado en laboratorio, de un distractor por la crisis económica mundial que se está manifestando, o nos preparan para el próximo contacto con otra especie inteligente extraterrestre, hasta la antigua teoría de la disminución poblacional y control absoluto social del Nuevo Orden Mundial.
Independientemente de una conspiración o no que estamos enfrentando en la actualidad, la certeza es que estamos en uno de los cambios más significativos a nivel global que estamos viviendo en tiempos modernos. Nuestras costumbres sociales y de consumo se están modificando para poder contener la pandemia, y gracias a las tecnologías, ciertas tendencias que se habían comenzado en diversas regiones del planeta ahora se están convirtiendo en un hábito necesario.
El aislamiento social que se vive de forma obligatoria en ciertas regiones y que en otras es de manera más relajada, nos ha empujado a que gran parte de nuestro consumo sea por medio de internet en plataformas digitales, ya sea para la adquisición de bienes materiales o incluso de entretenimiento, que nuestras labores sean realizadas desde casa, continuar nuestra educación desde el hogar, como también llevar nuestra economía del papel moneda a una economía digital.
Es cierto que al haber un confinamiento por parte de los ciudadanos en gran parte del mundo las manifestaciones sociales se han reducido, que la incertidumbre relacionada a la naturaleza y consecuencias del coronavirus y difundida por parte de los medios de comunicación está generando en la población miedo y por lo tanto para algunos una idea de sometimiento.
La realidad es que hasta que no se encuentre un tratamiento o una vacuna funcional para la gran mayoría de la población nuestro estilo de vida seguirá en este curso. Aunque hallar un tratamiento puede ser más próximo, la llegada de una vacuna funcional se podrá vislumbrar de forma optimista para mediados del 2021 y su aplicación a la mayor parte de la población hasta 2022, y quizás ya para ese entonces también nuestras vidas se hayan adaptado a este nuevo estilo de vida y consumo.
Dando el beneficio de la duda a conspiraciones relacionadas al Nuevo Orden Mundial, donde se nos dice que solamente existirá una moneda, que nos tendrán controlados, que desean reducir la población mundial a la mitad, que solamente habrá un gobierno, una religión y una ideología, quizás también deberíamos reflexionar que para lograr deberíamos tener servicios como luz e internet en cada rincón del mundo, que si la intención es que solamente los poderosos vivan de los lujos y los demás seamos esclavos, no olvidemos que gran parte de esa riquezas se adquiere por el consumo y por lo tanto a mayor población mayor consumo y mayores riquezas para los poderosos, sin olvidar claramente que esta idea no es actual sino que su primer mención como tal viene desde el año 1700 bajo los mismos principios y quizás también podríamos relacionarla a textos del siglo uno de nuestra era.
¿Si tan poderosos son los reptilianos o illuminatis desde hace siglos y quieren imponer el NOM por qué no lo han hecho? ¿Por qué ahora? ¿No será en realidad que nos cuesta aceptar los cambios y que somos vulnerables a la propia naturaleza y la vida misma?
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