¿Realmente existe el Infierno? ¿Es una herramienta de control social? ¿De dónde surge la idea? Estas y diversas preguntas se han realizado desde décadas atrás y el dar un vistazo a la historia de la humanidad nos permite acercarnos un poco más a la realidad.
Partiendo de las antiguas civilizaciones encontraremos que en lo relacionado a las culturas de occidente hallaremos principalmente un lugar para los muertos, mayormente conocido como Inframundo, en donde nuestras almas llegarán a reposar; mientras que dentro de las culturas orientales localizamos historias que sí nos hacen referencia a sitios de tormento, aunque no eterno.
La idea del Infierno, aquello que está debajo nuestro, como un lugar en llamas, lleno de tormentos y donde nuestra alma sufrirá por toda una eternidad por los pecados cometidos en vida comienza a forjarse con mayor fuerza y determinación durante la Edad Media en Europa.
Conforme a los expertos e investigadores en teología y textos bíblicos, reconocen que la aparición de la palabra infierno apenas será registrada iniciando el año mil de nuestra era y aunque comenzó a normalizarse, las menciones que podemos encontrar de ella en el libro sagrado no pasan de 15 ya tomando en cuenta antiguo y nuevo testamento.
Incluso antes del Concilio de Letrán en 1215 la idea de un tormento eterno no existía, sin embargo estas modificaciones e ideación de un sitio dedicado para aquellos que no obedecían la palabra sagrada y sobretodo no se sometían ante las ideas del imperio tendrían un mayor impacto un siglo después gracias a la Divina Comedia de Dante Alighieri.
Aunque en esta novela podemos saborear la crítica a la clase de poder de la época, es sin embargo una primer radiografía de los planos divinos, es el primer relato gráfico que nos puede llevar a una realidad más tangible y la cual obviamente la iglesia no perdió oportunidad de explotar en su discurso futuro.
Mas no todo es resultado de la imaginación de Dante, sino de la inspiración en antiguos relatos griegos, nórdicos y egipcios combinados perfectamente con la crueldad de la humanidad también representado en los demonios que rigen este inmenso cono.
En la actualidad, incluso, propuesto por el propio Vaticano a inicios de este siglo, la materialidad del infierno ha sido puesta en duda y más que un sitio físico, aunque sea en otro plano, nos quieren dar entender que va más a un estado psicológico relacionado con la culpa y las acciones que realizamos; para otros teólogos, simplemente es el alejamiento de dios.
Necesariamente colocándolos en la psicología del medievo, en las herramientas de control social, podremos encontrar el gran poder que la idea de un calabozo de torturas eternas en las profundidades de la tierra tenía sobre la sociedad. Pero hoy en día más allá de las ideas románticas y creativas, para muchos el verdadero infierno es en realidad esta realidad y el abandono de una deidad bondadosa y amorosa que nos proteja.
Por los datos recopilados a lo largo de los años se puede aseverar que el infierno como nos lo ha explicado el dogma y como lo ha relatado el propio Dante es más una idea que una realidad, pero esto no significa que podemos encontrar un común denominador en un sitio a donde el alma, espíritu o conciencia va al morir el cuerpo físico, un tema que abordaremos a futuro.
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